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Hurón: Consejos para tener una mascota

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jueves, 14 de julio de 2011

La Palabra del Gato


El lenguaje de los gatos es bastante más complejo y menos conocido que el de los perros. Los gatitos permanecen mudos durante los primeros días de vida.

En realidad, ronronean desde que son amamantados por sus madres. Los primeros maullidos son audibles hacia las tres semanas. A los tres meses, comienzan a desarrollar la vocalización, pero su repertorio es aún bastante pobre.

No es sino hasta los seis meses que el gato adquiere toda su riqueza vocal, sobre todo en su contacto con el hombre. La comunicación vocal varía en función de la edad, pero también de la raza y las condiciones de vida.

Los gatos siameses, los sagrados de Birma-nia y los orientales son sumamente habladores. A la inversa, podemos decir que la voz de los Persas apenas se hace escuchar.

Pero la educación, sin ninguna duda, tiene una gran influencia: un gato tiende más a hablar cuando lo llamamos y le damos oportunidad de comunicarse con nosotros.

jueves, 10 de marzo de 2011

Gatos Vs Perros


Esto es algo diferente del lazo que se desarrolla entre el hombre y el perro. El perro ve a sus dueños humanos como pseudopadres igual que el gato. En este sentido el proceso de unión es similar. Pero el perro tiene un lazo adicional. La sociedad canina está organizada en grupo, la sociedad felina no.

Los perros viven en jauría con un fuerte control de las categorías de relación entre los individuos. Hay perros jefes, medianos e inferiores y bajo circunstancias naturales se mueven juntos, controlándose uno al otro todo el tiempo.

Así el perro adulto considera a su familia humana como pseudopadres y al mismo tiempo como los miembros dominantes de la jauría. De allí su famosa reputación de obediencia y su celebrada capacidad de lealtad. Los gatos tienen una compleja organización social, pero nunca cazan en grupo. En estado salvaje pasan la mayor parte de su tiempo merodeando solitarios. Salir a pasear con un humano no tiene atractivo para ellos. Y en cuanto a "ven aquí", aprender a "sentarse" y "quieto", simplemente no les interesa. Esa clase de maniobras no tiene sentido para los gatos.

Así, en el momento en que un gato se las arregla para persuadir a un ser humano para que abra una puerta (la más detestada de las invenciones humanas), se aleja sin lanzar una mirada hacia atrás. Una vez que el gato cruza el umbral se transforma. Se apaga el cerebro humano y se enciende del cerebro de gato salvaje. El perro, en una situación semejante, mirará hacia atrás para ver si su compañero humano de jauría lo sigue para compartir la diversión de la exploración, pero eso no lo hace un gato. La mente del gato se lanza a otro mundo, totalmente felino, en el que los extraños monos bípedos no tienen cabida.

La discusión siempre podrá continuar, el individualismo y el egoísmo felino contra la camaradería y la buena amistad canina. Pero es importante subrayar que para dar una razón valedera caricaturicé las dos posiciones. En realidad hay mucha gente que disfruta por igual de la compañía de gatos y perros. Y todos nosotros o, casi todos nosotros, tenemos elementos felinos y caninos en nuestra personalidad. Tenemos estados de ánimo en los que deseamos estar solos y pensativos y otros momentos en los que deseamos estar en el centro de una habitación ruidosa y llena de gente.

Tanto el gato como el perro son animales con los cuales los humanos hemos establecido un contacto importante. Hemos hecho un pacto, no escrito ni hablado, con sus ancestros salvajes, ofreciéndoles comida y bebida y protección a cambio po. A causa de que no viven en grupos sociales organizados, dependiendo de la ayuda mutua para sobrevivir, no avisarán ú hay intrusos en la casa, por lo que tienen muy poca utilidad como guardianes de la propiedad o defensores de sus dueños. Por tener un tamaño pequeño no pueden ofrecer ayuda como bestias de carga.

En la época moderna, aparte de compartir con los perros los honores de ser las mascotas ideales para el hogar y a veces compartir los honores de actuar en filmes y obras de teatro, los gatos han fracasado en diversificar su utilidad para el género humano.

domingo, 6 de marzo de 2011

El Gato doméstico


El gato doméstico es una contradicción. Ningún animal ha desarrollado una relación tan íntima con los seres humanos, mientras que al mismo tiempo exige y consigue tal independencia de movimiento y acción.

El perro puede ser el mejor amigo del hombres, pero rara vez se permite vagabundear de un jardín a otro o de calle en calle. El obediente perro debe ser llevado a pasear. El testarudo gato camina solo.

El gato lleva una doble vida. En la casa es un gatito crecido que contempla fijamente a sus dueños humanos. Cuando sale de juerga es un completo adulto, su propio jefe, una criatura salvaje que vive libremente, alerta y autosuficiente y sus protectores humanos, en ese momento, están totalmente fuera de su mente.

El cambio de dócil mascota a animal salvaje y luego otra vez a su estado anterior es algo fascinante de observar. Cualquier dueño de gato que accidentalmente se haya encontrado con su gato fuera de la casa, cuando está profundamente involucrado en algún teleteatro gatuno de sexo y violencia, sabe a lo que me refiero. En un instante el animal está totalmente atrapado en un intenso drama de festejo o lucha territorial.

Entonces, por el rabillo del ojo ve a su dueño humano que lo observa. Allí se produce un momento esquizoide de doble compromiso, una vacilación, y el animal corre, se frota contra las piernas de su dueño y vuelve a ser el gatito casero una vez más.

El gato se las arregla para permanecer como un animal dócil como consecuencia de su crianza. Al vivir con otros gatos (su madre y sus hermanos) y con los humanos (la familia que lo ha adoptado) durante su infancia, se apega a ambos y considera que pertenece a ambas especies. Es como un chico que crece en un país extranjero y como consecuencia de ello es bilingüe.

El gato se vuelve bimental. Puede ser físicamente un gato, pero mentalmente es tanto felino como humano. Sin embargo, una vez que es totalmente adulto, la mayoría de sus respuestas son felinas y tiene solamente una reacción principal para con sus dueños humanos. Los trata como pseudopadres. Esto es porque ellos lo apartaron de su madre verdadera en una etapa sensitiva del desarrollo del gatito y le dieron leche, alimento sólido y comodidad mientras crecía.